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Aldaba

En la parte meridional de la Cendea su término concejil (320,22 hectáreas) se prolonga entre los de Sarasa (norte) y Lizasoáin de Olza (sur), flanqueado por los de Zuasti (este), Iza (sureste), Aldaz (noroeste) y Ordériz (oeste). Ligeramente accidentado en los cerros del norte, que no sobrepasan los 479 metros de altitud y estuvieron tradicionalmente destinados a pastos, la zona meridional se caracteriza por una llanura de aluvión formada por sedimentaciones aportadas por las tres regatas principales que se unen al norte de San Bartolomé de Ate (Olza).

La población ha quedado casi reducida a la mitad en relación con la que tuvo a principios de siglo. El núcleo urbano se alarga por una pequeña altiplanicie, a 466 metros de altitud, cortada por los ríos o regachos que bajan de Erice y Sarasa por Aldaz (oeste) y por el de la fuente (este).

Tiene varios accesos: por carretera local con enlace a la N-240-A de Pamplona-Vitoria a la altura de Sarasa; carretera local con enlace a la autopista A-15 en el área de servicio de Zuasti y el acceso Sur por carretera local, también, a la carretera Pamplona-Estella a la altura de Arazuri. Casi todos los caminos de acceso ascienden a la pequeña meseta. La elevación le confiere marcado carácter dominante o defensivo.

HISTORIA:

Aldaba fue lugar de señorío realengo. El registro de cuentas de 1280, que lo incluye en la Cuenca de Pamplona sin mayores precisiones, le imputa una pecha anual, o impuesto, de dos robos de trigo, otros tantos de cebada y tres de avena, más tres sueldos y tercio por el vino.

Tuvieron heredades en su término, desde el siglo XIII, los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. La Cámara de Comptos registró en el año 1418 una verificación de datos. En el Archivo General de Navarra figuran más de 100 procesos judiciales de habitantes de Aldaba o poseedores de hacienda en el lugar, en los siglos XVI y XVII.

En 1849 se le atribuyen 400 robadas de cultivo de primera clase, 300 de segunda y otras 300 de tercera.

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ARTE:

Al siglo XVIII pertenece la parroquia de la Asunción, construida por el cantero Martín de Arriarán, vecino de Tirapu, y por el albañil Martín de Lorda, vecino de Pamplona, hacia 1754.

Se trata de un edificio barroco levantado posiblemente en lugar de otro anterior medieval del que tan sólo se conserva hoy la pila bautismal.

La nave está cubierta por bóvedas de medio cañón con lunetos. El retablo principal, atribuido a Domingo de Vidarte en su escultura y a Sebastián de Zárate en su policromía, consta de dos cuerpos que narran en sus relieves escenas de la vida de la Virgen y data de la primera mitad del siglo XVII.

En la sacristía se guardaba una capa pluvial del siglo XVIII labrada en plata.

Las casas se extienden de norte a sur, formando dos calles. Las hay de finales del siglo XV y con escudos de armas.

Preside la meseta desde el borde occidental el templo parroquial, dedicado a la Asunción, cuya construcción fue contratada en 1751 por Martín de Lorda, albañil, y Martín de Arriarán, cantero, vecinos de Pamplona y Tirapu (ADP.: Car. 2.152, n. 19). Durante el siglo anterior habían realizado el sagrario de madera el ensamblador Juan de Gazteluzar (1603), y el «pedestal» del retablo mayor Juan de las Heras, pintor avecindado en Asiáin, tasado por el escultor Domingo de Lusa y el pintor Alonso de Logroño y Vega (1633, APAId.: L. Cue. ff. 15, 43).

Un abad escribió en el libro de cuentas de la parroquia una consulta, fechable hacia 1700, sobre el beneficiario del diezmo que debía pagar una casa que en Aldaba poseía Francisco Remírez de Esparza, dueño de Aldaz-Echabacoiz. El dato es de interés por el léxico y el problema jurídico económico planteado, que fue general.

La casa de Remírez en Aldaba mantenía la puerta abierta gran parte del año; en ella vivían habitualmente caseros que trabajaban las fincas de la casa de Aldaz en el término; sus bueyes se criaban «en hierba y pesebre de Aldaba», y en la casa cocinaban en tiempo de segar y trillar las parvas, de layar viñas y piezas, y de sembrar. Deseaba saber si el dueño de Aldaz debía diezmar por entero a la iglesia de Aldaba, «debaxo de cuya campana o distrito están las piezas y viñas contenciosas», o si debía hacerlo por mitad a las iglesias de Aldaba y Aldaz (APA1d.: 1 Cuent.). Merece la pena retener el dato. En Pamplona volveremos a encontrar un territorio o diezmario «de la campana y el del «cocinado» de la Ciudad.

TOPONIMIA:

El topónimo «Aldaba» se repite en varios lugares: un despoblado de Lacunza, en tierra de Arainaz y como nombre de lugar menor en otros sitios. En Guipúzcoa existe otro «Aldaba» que hasta hace pocos años fue municipio independiente, para pasar actualmente a depender del Ayuntamiento de Tolosa. Como «Aldatz», se asocia con alda, que figura como sufijo en otros compuestos (MICHEL.: ApelI, n. 33. CARO:Casa, II, 426).

Según el investigador José María Jimeno-Jurío el topónimo Aldaba tiene que ver con Aldapa («cuesta» en euskera). El hecho cierto es que todos los lugares citados en que aparece esta denominación están situados en alto, especialmente el de Guipúzcoa. Refiriéndonos a nuestra localidad, hay que señalar que para acceder al casco urbano por carretera se debe hacer siempre por cuesta.

En su término concejil existe una amplia y variada toponimia, procedente en su mayor parte del euskera que se hablaba en el lugar hasta finales del siglo XIX. Su desaparición coincidió en el tiempo con la construcción del ferrocarril. Es curioso el lugar denominado «Kapana»(derivado del latín «capannan» y curiosamente, contra la degeneración usada en castellano, usado en esta zona en su sentido original de «cabaña pare guardar las viñas»; lo que además insiste en la existencia de viñas en épocas pasadas.

CULTURA Y FIESTAS:

Las fiestas patronales, en honor de la Virgen de la Asunción, se celebran el 15 de agosto. Se celebran, también, dos romerías: a la Virgen de Oskia, junto a otras localidades de la Cendea de Iza, el domingo más próximo al 15 de mayo y a la Virgen de Legarra, situada en Lizasoain, el 1 de mayo.